martes, diciembre 18

Sólo ñoñerías

En las noches de Vigo cuando el calor te atrapa como si estuvieras bajo sol en el desierto del Sahara en pleno diciembre y las gotas de lluvia hacen "clap-clap-clap" tienes mucho tiempo para pensar. Yo tengo mucho tiempo para pensar. ¿Y sabes qué pienso? Pienso: "¿y qué ocurre si, sin saberlo, llevo enamorada de ti desde siempre?" Y tú me preguntarás: "¿qué es siempre?" Siempre, cariño, es el día en el que te conocí. Porque puede que aquella tarde cuando pasé por delante de tu casa y te vi por primera vez me robaras el corazón y yo ni me diera cuenta. Puede que aquella tarde, cuando nos besamos por primera vez, yo sí quisiera besarte aunque me lo haya negado a mí misma todo este tiempo. Creo que había intentado esconder, que intenté esconder durante mucho tiempo que yo ya había soñado contigo, que ya había querido contigo, todo contigo, aún sin saberlo. Me parece que cuando me juré y perjuré a mí misma que sólo era un beso, que se quedaría en un beso, yo ya sabía lo que sentía por ti, sabía que para mí no sólo era un beso, era un sueño hecho realidad. Y me negué a verlo, quise apartarme de ti tantas veces que no  puedo menos que avergonzarme por todas ellas, porque yo ya estaba perdidamente enamorada de ti. Ya soñaba con besarte desde los doce años y no quise darme por enterada. Por eso supe, mientras te miraba en la oscuridad, hasta qué punto me importabas, hasta que punto te quería, hasta que punto tú eres MI razón. Y en la oscuridad me prometí a mí misma que nunca sabrías esto, nunca sabrías que eres mi sueño pero ahora... Ahora no puedo callarlo, necesito decírtelo y que lo sepas. Que sepas que cuando tu sufres yo muero por dentro, que sepas que tus sonrisas valen más para mí que conseguir entrar en medicina y que si tú no sonríes, no tengo palabras para escribir lo que siento. Si tú no sonríes...

 Y es entonces cuando tú abres los ojos en la oscuridad y me miras:
- Alex, el insomnio deja mucho tiempo libre para pensar...
- Sí... ¿En qué piensas?
- Nada, sólo ñoñerías.

martes, noviembre 20

You are wonderful tonight.

Te quiero. En serio, te quiero. Y nunca te escribo, ya lo sé, pero es por una buena razón, no hay nada que pueda decirte que no te haya dicho ya. Es que tú sabes mejor que nadie hasta que punto tú eres capaz de hacerme respirar, hasta que punto... Y sólo hay una cosa que me quede, que ya te he dicho, es cierto, pero no tanto como todo lo demás, ¿quieres saber qué? Está bien, te lo diré, GRACIAS. Por acariciarme en la oscuridad mientras me quedo dormida y por no soltarme por la noche. Gracias por hacerme sonreír en los momentos más difíciles y por nunca rendirte conmigo. Gracias por haberme hechizado, gracias por haberme hecho llegar lejos, a ese lugar que es sólo nuestro, a ese lugar que sólo tú conocías y que ahora conocemos tú y yo. Gracias por haberme enseñado quién soy, por no haberme dejado tirada, por no haber dejado que me rinda, que me pierda. Gracias. Gracias por darme un beso cada día, por darme el primer y el último beso del día. Gracias por tenernos, por tenernos el uno al otro y gracias por no haber dejado que olvide quienes somos y de dónde venirnos, por no haber permitido que olvide que somos dos y que no basta con decir que algo existe para que esté bien, hay que cuidarlo, mimarlo, hay que hacerle el amor y no la guerra (vale, estoy en ello). En fin, moito ruido e poucas noces, ya sabes tú que no sé escribir cartas de amor, que me pierdo, me hago un lío y me vuelvo loca. Que toda esa tontería de perderme en tu mar y comerme mis sueños es demasiado cursi hasta para mí porque el amor es algo real, es algo que existe, Ale, y tú y yo lo sabemos, no podemos fingir que es un mar en el que nos balanceamos y que no hay problemas, pero sí podemos decir que somos felices, porque lo somos, ¿no? Ya van dos años y, en serio, me parece tanto tiempo que tengo ganas de gritar y salir corriendo, pero no lo voy a hacer, voy a ser valiente y a aguantar, dejaré que ocurra, que siga su curso con sus cosas buenas y sus cosas malas, como hasta ahora, siempre y cuando seamos felices. Y me alegro, me alegro, de hecho es lo que quiero hacer, lo quiero tanto y tan fuerte... ¿y saber por qué? Porque te quiero.

martes, agosto 21

Si no hubiera estado en la oscuridad nunca habría podido entender la fuerza que me da tu luz.

Alejandro:
Llevamos juntos un año y nueve meses, es decir, veintiún meses. Sí, 21. Ése número tan bonito que nos ha unido tanto, que nos entrelaza y no deja que nos separemos, que nos rompamos y que nos resquebrajemos. Tanto tiempo da para muchas cosas y nosotros, que hemos vivido tanto juntos, lo sabemos. Sin embargo, cuando yo pienso en ti no me centro en lo que ya hemos hecho, no me gusta vivir sólo de recuerdos, y, tampoco, en lo que nos queda por hacer; pienso en ti. Sí, en ti. Tú que has llenado cada día durante más de año y medio. Me conoces, me guías y me comprendes. Nos peleamos y nos reímos, nos abrazamos, nos besamos y lloro de terror cuando me vas a hacer cosquillas. Y te quiero y tú me quieres a mí, o algo así era, ¿no? La verdad, es extraña la manera que tengo de demostrarte lo que siento. Yo soy extraña y tú me quieres igual y éso, el mero hecho de seguir queriéndome, tiene para mí un valor incalculable: es como respirar.

Hace ya mucho tiempo me besaste en el portal y, desde ése día, no tengo ninguna duda acerca de una cosa en particular: soy feliz. Soy muy feliz y tú eres el motivo. Puede que no entiendas la magnitud de mi felicidad pero es que yo lo noto. Lo noto. Ya no soy la misma que era antes, soy otra persona, confío en mí y confío en mí por ti. ¡Arrrrrrrrrrrg! Sabes que nunca se me dieron bien las declaraciones de amor, que yo soy de historias tristes que acaban peor de lo que empezaron, que si hablo de amor me salen las ideas de los pies, aleatorias, sin sentido y como si estuvieran mal sintonizadas pero lo estoy intentando, por ti. Es más, estoy haciendo el esfuerzo de mi vida por ti y si tras ésto no queda clarísimo hasta que punto te quiero no sé qué más podré hacer, amor.

Iria.

sábado, junio 2

Tanto que me hace feliz.

Hay personas que están tan metidas en nuestra vida que se nos olvida que pueden escaparse. Personas como tú. Tú que te juntaste con la egoísta yo que no se da cuenta de cuán frágil es todo en esta vida. Todo. Frágil. Y es que todo puede romperse y el amor... El amor más. Yo no quiero que te rompas y que me rompas, no quiero descuidarte. Cada día es el primer y el último día. Así debe ser. Hagamos que sea así. Frágil, sí, pero poderoso. No cometamos el error de dejarlo escurrir, de descuidarlo, de dejar de peinarlo. Las cosas no son así y yo no quiero dejar de sentir esto que siento ahora, esto que jamás había sentido. Te amo. Tanto que es doloroso y tanto que me hace feliz.

lunes, marzo 19

Más que nunca.

Dijeron que no eras más que un capricho y que no íbamos a lograrlo. Dijeron que no sabíamos querer, que no pegábamos ni con cola, que no serías capaz de hacerme sonreír. Dijeron que estábamos juntos por fastidiar y que no teníamos futuro. No querían confiar. Dijeron que lo nuestro era un capricho más, que se terminaría. Dijeron que no te quería y, ahí, no pude más. Porque te quiero con cada astilla de mis huesos, hasta reventar, como nunca he querido a nadie en este mundo. Es que eres tú. Y es de ti de quien vengo a hablar, de ti que cumples dieciocho años, que te haces un día más viejo y que no puedes dejar de hacerme sonreír. Porque ya todo el mundo sabe que eres rubio e iluminas mi camino, que tus ojos son la biomasa que cambia y mueve mi mundo. Todos saben que tu corazón hace que lata el mío y que tus sueños siempre serán mis sueños. Saben que mañana hará ya un año y cuatro meses que estamos juntos y saben que cada día es mejor que el anterior. Saben que irrumpiste en mi vida como el rayo de la tormenta. Fugaz, imparable, fuerte. Saben que pienso en ti a todas horas y que sólo besándote puedo definir la palabra cielo. Yo, por no escatimar en detalles, conozco cada celulita de tus labios y no me llegan ya los dedos de una mano para medir las horas que paso soñando contigo. No sé cómo agradecer que hace dieciocho añitos vinieras a mi mundo, unos meses antes que yo, para que jamás estuviera sola. Te he estado esperando, te esperé desde siempre. Sé que no tengo ni orden ni sentido pero es tanto lo que quiero decir y tan difícil expresarlo... Eres mi puta vida y no salgo de estas porque, en realidad, no hay nada que pueda decirte que tú no sepas ya.

Tic-tac. Era el ruido del reloj de un corazón que quería despertar de su siesta. Pero, ¿cómo iba  despertar? El corazón estaba tan deshilachado que, hasta el mínimo salto, lo haría volar en pedazos. Aguijonazos de un dolor árido como el desierto, seco como una Galicia en la que ha parado de llover. Tic-tac.
Era el sonido de una esperanza, el latido de un beso de noviembre, de un cielo que se despeja,
de una mirada que vuelve a brillar.
Tic-tac. Eran tus labios en los míos, como nunca antes.
Como siempre desde entonces.
Tic-tac. Eran tus manos recorriendo mi cuerpo, tu cuerpo recorriendo mis cosquillas.
Éramos tú y yo que empezábamos a nacer, que surgíamos de las cenizas
como el ya olvidado Ave Fénix.
Y mi cuerpo desnudo y tus yemas de miel, y mis labios con chocolate y tu sabor a café.
Y tus caricias eléctricas y mi esperanza brindando.
Medicina para el corazón.
Y tic-tac.
Y tic-toc.
La noche de nuestras vidas, la lluvia tras los cristales.
Las mantas empapadas de amor, las autopistas a medio recorrer, cobrando peaje, llegando al
orgasmo.
Y la primera de muchas -noches de amor- y la última de las lágrimas.
Y la vida que surge de entre los deshechos y que promete quedarse, y el corazón que borra sus propias cicatrices gracias a los saltos que pega la vida porque con un beso que dura lo que dura un
tic-toc, tic-tac;
tú y yo alcanzamos un "más que nunca"




Feliz cumpleaños pero, sobretodo, que cumplas muchos más a mi lado.

domingo, marzo 18

Porque te quiero.

Contigo no fui rápida, te dejé jugar. No quise que me conquistaras ni que me entendieras, que yo soy muy mía y me daba mucho miedo volver a sufrir pero tú me enamoraste. Fuiste, eres, la caricia certera que incendió mi corazón y es que, todo lo descompuesto, puede volver a su lugar. Y mi lugar eres tú, eres tú a cada momento. Tú y tu paciencia infinita y ésa manera de hacerme cosquillas sin llegar a tocar mi piel. Tú que abres cada poro y te metes en mí para hacerme sentir que pertenezco a este planeta, que pertenezco a este mundo que sigue vivo porque tú sigues en él. No sé cuántas veces me negué a enamorarme, cuántas veces me aterró la idea de quererte así. Es que era algo tan fuerte que no sabría como resistir a ello, como sobrevivir sin ti. Tú importas porque estremeces mi sonrisa y aclaras las bifurcaciones. Contigo nunca estoy perdida aunque me hallan vendado los ojos porque sé que nada malo me puede pasar mientras camine de tu mano. Y aunque nunca hable de amor, que ya sabes tú que a mí las palabras bonitas no me salen, que prefiero la tristeza que da mucho menos miedo, hoy hablo de amor para ti, por ti, porque te quiero.

lunes, enero 30

Más allá de la muerte, lo juro.

No hace falta. No tienes que esforzarte por entenderlo. Nunca podrás arrancarme lo que siento por ti porque no sé pronunciar palabras que no existen. Nada de lo que haya oído hasta el momento, nada, puede definir lo que siento. No es que quiera estar contigo para siempre es que, a veces, siento la absurda necesidad de adherirme a tus pulmones para respirar contigo, para asegurarme de que siguen funcionando al ritmo de un corazón que late por mí. Es que es algo tan diferente a todo, es la certeza absoluta de que lo único más importante que nosotros eres tú, de que me aterroriza la posibilidad de concebir un mundo sin ti, y no digo mi mundo (éso sería normal) digo un mundo. Eres tan importante que no bastan los calificativos, no, habría que inventar un nuevo concepto para traducir a palabras lo que susurra mi corazón porque tú y sólo tú sabes mirarme a los ojos y entender que muero o que soy feliz, sólo tú entiendes más de lo humanamente posible, sólo tú has sido capaz de conocerme mejor de lo que me conozco yo misma, mejor que la perfección. Y cuando me besas... eso sí que es felicidad y no las mierdas de las que hablan en las películas. Gracias a ti no necesito los sueños para llegar al paraíso, gracias a ti me basta con la realidad.

miércoles, enero 4

Hay cosas que salen del corazón.

No era un día especial, no era diferente de los demás. Era un día cualquiera de esos que pasábamos torraditos bajo las sábanas o abrazados caminando por las calles del centro. No era único ni tenía nada que lo diferenciara de tantos otros. Bueno, casi nada... Fue ese día mientras tú me apartabas el pelo de la cara con una de tus sonrisas pícaras de "tranquila, contigo seré bueno" cuando me di cuenta de que lo que yo quería, más que cualquier cosa, más que ése abrigo del que estaba encaprichada, más que un portátil o que un vinilo de Bob Marley, más que un buen helado de vainilla o un café cargado eras tú. Eres tú.