lunes, enero 30

Más allá de la muerte, lo juro.

No hace falta. No tienes que esforzarte por entenderlo. Nunca podrás arrancarme lo que siento por ti porque no sé pronunciar palabras que no existen. Nada de lo que haya oído hasta el momento, nada, puede definir lo que siento. No es que quiera estar contigo para siempre es que, a veces, siento la absurda necesidad de adherirme a tus pulmones para respirar contigo, para asegurarme de que siguen funcionando al ritmo de un corazón que late por mí. Es que es algo tan diferente a todo, es la certeza absoluta de que lo único más importante que nosotros eres tú, de que me aterroriza la posibilidad de concebir un mundo sin ti, y no digo mi mundo (éso sería normal) digo un mundo. Eres tan importante que no bastan los calificativos, no, habría que inventar un nuevo concepto para traducir a palabras lo que susurra mi corazón porque tú y sólo tú sabes mirarme a los ojos y entender que muero o que soy feliz, sólo tú entiendes más de lo humanamente posible, sólo tú has sido capaz de conocerme mejor de lo que me conozco yo misma, mejor que la perfección. Y cuando me besas... eso sí que es felicidad y no las mierdas de las que hablan en las películas. Gracias a ti no necesito los sueños para llegar al paraíso, gracias a ti me basta con la realidad.

miércoles, enero 4

Hay cosas que salen del corazón.

No era un día especial, no era diferente de los demás. Era un día cualquiera de esos que pasábamos torraditos bajo las sábanas o abrazados caminando por las calles del centro. No era único ni tenía nada que lo diferenciara de tantos otros. Bueno, casi nada... Fue ese día mientras tú me apartabas el pelo de la cara con una de tus sonrisas pícaras de "tranquila, contigo seré bueno" cuando me di cuenta de que lo que yo quería, más que cualquier cosa, más que ése abrigo del que estaba encaprichada, más que un portátil o que un vinilo de Bob Marley, más que un buen helado de vainilla o un café cargado eras tú. Eres tú.