jueves, mayo 16

Nobody said it would be this hard

Te echo de menos con cada eritrocito, ¿sabes? Te echo tanto de menos que no puedo entender ni el principio ni el final de todas las cosas que pasan por mi vida. Lo estamos superando, sí, ¿y qué? Ha pasado ya el primer curso, el más difícil, el de acomodarse, el de separarse y sí, estamos aquí, en la línea de meta y me falta el aire. No puedo respirar porque, lo sé, sólo es una etapa. ¿Cuánto tiempo va a tener que pasar para que estemos juntos para siempre? Tú no te imaginas cuánto te quiero ni hasta que punto duele. Llevaba toda la vida soñando con lo que siento por ti, algo maravilloso que me incita a ser mejor, algo por lo que merece la pena luchar pero, a veces, cuando la luna aparece y se encienden las estrellas no puedo evitar preguntarme por qué es tan duro, por qué duele tanto. Eres todo lo que quiero y tengo en este mundo y no puedo dejar de llorar imaginando el momento en el que ya no sueltes mi mano, en el que no llenemos de escenas de película cada domingo a las siete de la tarde y cada jueves o viernes a  la hora de volver. No somos una historia ni un cuento, somos algo real. Somos dos personas que se quieren, dos personas enamoradas, dos personas luchando por algo muy concreto: seguir juntos sin renunciar a sus sueños. ¿Por qué tiene que ser así de difícil? ¿Por qué nadie me advirtió? ¿Por qué no puedes, simplemente, estar aquí abrazándome? Nadie dijo que sería tan difícil...

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